martes, 4 de diciembre de 2012

Las empleadas domésticas en EEUU carecen en su mayoría de documentos y son víctimas de abuso

Chicago

FUENTE: EFE

Las trabajadoras domésticas, en su gran mayoría inmigrantes indocumentadas, reciben pagos insuficientes y son víctimas de abusos verbales, psicológicos y físicos, según un estudio divulgado hoy por la Universidad de Illinois en Chicago (UIC).
"El trabajo doméstico es mayoritariamente femenino, realizado por inmigrantes de minorías étnicas mayoritariamente indocumentadas, que ingresan a la fuerza laboral con múltiples desventajas", señalan los autores del estudio "El invisible y desregulado mundo del trabajo doméstico", realizado en 14 ciudades de Estados Unidos.
Los investigadores del Centro de Desarrollo Económico Urbano de la UIC entrevistaron a 2.086 niñeras, limpiadoras y cuidadoras procedentes de 71 países, y el resultado fue un cuadro de salarios bajos, trabajo peligroso y "mujeres vulnerables a la explotación y el abuso".
El estudio destaca la importancia crítica de las domésticas en la economía de EE.UU., "porque hacen posible el trabajo de quienes las contratan para cuidar de sus casas, padres e hijos", y también el "aislamiento social" en el que viven, al ser empleadas directamente por las familias que sirven.
"Trabajan en la casa de sus empleadores, muchas viven en esas casas y hasta duermen en los cuartos de los niños que cuidan. Algunos empleadores las tratan como miembros de la familia, pero otros son hostiles y actúan de manera perversa. La falta de tiempo para dormir es la queja más común de las domésticas", dice el estudio.
El estudio destaca que 23 % de las encuestadas cobraban menos del salario mínimo, y 48 % menos de lo necesario para mantener una familia.
Además, 10 % eran víctimas de robo de salarios o no recibían ningún pago, 23 % cobraban con atraso y 25 % tenían tantas responsabilidades que no les sobraba tiempo siquiera para dormir cinco horas diarias.
Asimismo, las empleadas domésticas son víctimas de abuso verbal, psicológico y físico en el trabajo, y al ser contratadas directamente por sus empleadores carecen de derechos laborales o no están protegidas contra la discriminación o las condiciones insalubres de trabajo.
El estudio incluye testimonios como el de Elena, que trabajó como niñera en Miami por 1,50 dólar por hora y cuya patrona llegó a deberle 7.000 dólares en salarios atrasados.
Carmen fue contratada como limpiadora por una pareja en Miami, pero luego sus tareas incluyeron labores de jardinería, lavar la ropa, el cuidado de niños y de 10 perros.
Según Carmen, solamente comía cuando sobraba comida y el pago variaba entre 30 y 50 dólares semanales, aunque en algunas ocasiones no recibía su salario.
Anna, por su parte, declaró que trabajaba como niñera en Nueva York de 6 de la mañana a 10 de la noche, además de lavar ropa y cocinar. Durante 15 meses no tuvo un solo día libre, y en lugar de los 1.500 dólares mensuales prometidos recibía 620.
Los mismos problemas fueron denunciados por domésticas en Chicago, como Digna Morales que integra la Latino Union de Chicago y en 10 años de trabajo doméstico jamás recibió horas extras.
"Cuido a los hijos de mis patrones como si fueran los míos, con el mismo amor y dedicación, pero no tengo derecho al salario mínimo u horas extras, ni tampoco soy clasificada como empleada", dijo la trabajadora a los investigadores.
Nik Theodore, de la Universidad de Illinois y coautor del estudio, afirmó que los resultados "muestran lo que sucede cuando los trabajadores son excluidos de las protecciones laborales básicas".
El estudio recomienda que se deje sin efecto la exclusión de las trabajadoras domésticas de todas las leyes estatales sobre salario mínimo, y que se las agregue a los programas de compensación por desempleo.
Asimismo, que se les garantice los mismos derechos de horas extras, comidas y descansos, y se las proteja contra la discriminación a nivel estatal y federal.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lucha contra desigualdad laboral en Brasil

La Propuesta de Enmienda a la Constitución brasileña que amplia los derechos de los empleados del hogar sigue su curso jurídico con éxito, a un paso de combatir las desigualdades de raza, género y clase social enquistadas en esta profesión.
 
En 1824 el explorador alemán Erns Ebel relató en sus cuadernos de viaje que a su llegada a Río de Janeiro, en pleno apogeo del comercio esclavista, colocó un anuncio en el periódico que decía: "busco una negra que sepa lavar, pasar la plancha y que entienda algo de cocina".
Aquel viajero alemán encontró a una joven de dieciséis años llamada Delfina que le costó 11.000 reales de la época, lo que hoy equivaldría a la mitad del salario mínimo brasileño (unos 194 dólares).
El inicio del trabajo doméstico en Brasil se confunde con la esclavitud, que no fue abolida hasta 1888. Sin embargo, las tareas de los empleados del hogar continuaron casi un siglo después sin ninguna regulación y en condiciones de servidumbre.
Apenas han transcurrido cuarenta años desde la primera ley que reconoció en el país la profesionalización del trabajador doméstico como "aquel que presta servicios de naturaleza continúa y de finalidad no lucrativa para una persona o una familia en el ámbito residencial", según el artículo 1 de la Ley Federal 5.859 de 11 de diciembre de 1972.
No obstante, el texto pasó por alto la reglamentación de la jornada de trabajo, el seguro del desempleo, y otros beneficios que corresponden al resto de profesiones y por los cuales las trabajadoras del hogar brasileñas llevan años de lucha.
"Ninguna categoría profesional expresa tan claramente la discriminación de género y raza en el mercado laboral brasileño como el trabajo doméstico, considerado una habilidad natural de las mujeres y, por tanto, infravalorado", explica la directora del sindicato Central Unica de los Trabajadores (CUT), Rosana Souza de Deus.
En Brasil, hay cerca de 6,7 millones de empleados domésticos, de los cuales un 93 por ciento son mujeres y el 62 por ciento de ellas son negras, según el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), basado en datos de 2009 a 2011.
Para que la igualdad de derechos de todos los trabajadores del país sea una realidad, es necesario modificar el artículo 7 de la Constitución Federal brasileña que actualmente excluye a los empleados domésticos de derechos esenciales garantizados por el Estado, como la regulación de la jornada de trabajo y el subsidio de desempleo.
Con este objetivo fue creada en la Cámara de los Diputados una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC) 478/10, conocida como PEC Doméstica.
Se trata de uno de los procedimientos jurídicos más latosos porque necesita obtener la ratificación en dos turnos de las dos cámaras legislativas brasileñas: la Cámara de los Diputados y el Senado Federal.
En ese punto se encuentra ahora la PEC Doméstica, tras pasar la primera prueba de fuego al obtener luz verde de la Comisión Especial de la Cámara de los Diputados, a principios de noviembre.
El camino no es sencillo y ellas lo saben. Por ello, las asociaciones que promueven el trabajo del hogar digno coinciden en que ahora es el momento de "sensibilizar a la sociedad, tanto a los parlamentarios como a los movimientos sociales", afirma la presidenta de la Federación Nacional de las Trabajadoras Domésticas (Fenatrad), Creuza Olivera.
El pasado 20 de noviembre, día Nacional de la Consciencia Negra, un grupo de empleadas domésticas se manifestaron en el Plenario de la Cámara de los Diputados.
"El derecho de la cartera asignada de trabajo para las empleadas domésticas existe desde 1972, pero oficialmente 4,6 millones de mujeres profesionales no cuentan con ella. Tenemos el apoyo de las mujeres, también el de la comunidad negra y mestiza, pero necesitamos el de toda la clase trabajadora", recalca Olivera.
La diputada que redactó la PEC Doméstica -militante del gobernante Partido de los Trabajadores (PT)- se muestra optimista con la aprobación de la enmienda: "A pesar de los obstáculos encontrados por la categoría del procedimiento, existe un apoyo del gobierno y la perspectiva es que sea aprobada por el Congreso", señala Benedita da Silva, en declaraciones a medios locales.
Además del reto jurídico, Olivera considera que para su futuro cumplimiento va a ser fundamental un control riguroso de las sanciones, y también "un cambio en la mentalidad de la población".
Precisamente especialistas, como la abogada paulista Camila Rigo, ya han expresado sus dudas ante las ventajas de la posible medida.
"Las modificaciones propuestas van a encarecer mucho el contrato de este servicio para una renta familiar. Consecuentemente, habrá un aumento de la informalidad", argumentó.
Algunos de los derechos reflejados en la enmienda son: la jornada de trabajo de 44 horas semanales, la paga adicional por horas extra y horario nocturno, el seguro de desempleo, ayudas para la guardería y el seguro contra accidentes en el trabajo.
Esta dignificación de la profesión supone un aumento mensual del 8 por ciento para el bolsillo del empleador. Sobre este aspecto, Olivera opina que es un coste adicional "pequeño" en relación al servicio que ofrecen las profesionales del hogar.
"Sin las empleadas, las familias tendrían que pagar guarderías, comer fuera, lavar la ropa en lavanderías. Nosotras tenemos que tener derechos como los de cualquier trabajador y quién no pueda pagar por los servicios que prescinda de ellos", concluye. Fi

lunes, 19 de noviembre de 2012

ENCUENTRO EN RAIGÓN

 
 
 
Eran las 12:30 del sábado 17 de noviembre, en la plaza, la bandera ondeaba al ritmo del viento. Con bolsos y mucho dinamismo empezaron a llegar mujeres de todas las edades y de diversas nacionalidades; poco a poco fueron abordando el ómnibus que nos esperaba para iniciar el viaje a Raigón, San José.
Con el ómnibus lleno, el recorrido inicio su rumbo al oeste. El paisaje levemente ondulado mostraba su mejor faceta, después de 80 minutos llegamos a Raigón. Al llegar a la Colonia de Vacaciones “MARTÍN O. MACHIÑENA”,una funcionaria y un funcionario de BPS nos esperaban para darnos la bienvenida. Las primeras horas aprovechamos para recorrer la colonia de vacaciones, conocimos el arroyo y los lindos paisajes; después hicimos diversas actividades para fortalecer al grupo, algunas al aire libre y otras en la piscina del lugar. Fueron momentos que permitieron mejorar la confianza, el compañerismo y al mismo tiempo pasar un buen rato.
Después de la merienda, nos encontramos casualmente con Beatriz Ramírez, Directora Nacional de INMUJERES, quien aprovechó la oportunidad para dar algunas palabras de solidaridad a las asistentes del paseo. Fue una instancia importante para ellas ya que permitió añadir más voces referentes en su camino en Uruguay.
Más tarde fue la cena, en la que compartimos el salón principal con los otros grupos que ahí estaban. El unir en esa instancia las diferentes actividades fue muy positivo ya que permitió una mayor integración entre los diversos asistentes. Disfrutamos del grupo “Platero y yo”, quienes hicieron posible musicalizar el ambiente.
Al otro día llegaron 10 compañeras más, y seguimos desarrollando dinámicas de integración y de discusión.
En una de las actividades de la mañana aprovechamos para discutir en torno a la importancia de estar organizadas, surgió la idea de planificar una actividad para el cierre del curso Tics “Creando redes para proteger nuestros derechos” -que iniciará el próximo jueves 22 a las 15hs-. Una de las sugerencias fue hacer un intercambio (amiga invisible ) y planear un almuerzo entre todas con la diversidad de sabores y culturas de los países representados.
Finalmente dimos fin al Encuentro con un partido de fútbol bajo el rayo del sol.
Sin lugar a duda la oportunidad de haber podido asistir al paseo de este fin de semana, permitió seguir integrándonos de la mejor manera, olvidar las fronteras y lograr generar una mayor organización para continuar dando la batalla por la reivindicación de los derechos de las trabajadoras domésticas migrantes, por la visibilización y valorización de las tareas de provisión de cuidados, por el respeto y la dignidad de todas

viernes, 16 de noviembre de 2012

Nos vamos a Raigón..

 
Después de un año de talleres, las trabajadoras domésticas migrantes y Cotidiano Mujer cierran 2012 con una excursión a la colonia de vacaciones “Martín O. Machiñena”, en Raigón, San José, una iniciativa posible gracias al apoyo de BPS.
El objetivo de este último encuentro será generar un espacio de intercambio y recreación entre las mujeres que asistieron a las jornadas dominicales en la sede del Colectivo.
El punto de salida será en la explanada de la Plaza de Bandera de Tres Cruces, a las 13h, el sábado 17 de noviembre. Desde allí NOS TOMAREMOS un ómnibus a San José
Para más información: 29020393

jueves, 8 de noviembre de 2012

OIT aplaude sanción del Convenio que beneficia a trabajadoras domésticas

 

Por Ppn .com.py -

La organización Internacional del Trabajo (OIT) mediante el Director de la Oficina Subregional para el Cono Sur, expresó su satisfacción por la sanción del Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos (2011) N° 189 de la OIT, que fue estudiado en la víspera por la Cámara de Diputados. El documento pasó al Ejecutivo para su consideración y con este logro Paraguay se convertirá en uno de los primeros países en ratificar el mencionado convenio.


Al tiempo de expresar sus congratulaciones al MJT por impulsar la creación del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, y por el logro de la sanción en el Parlamento nacional del Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos, Guillermo Miranda, Director de la Oficina Subregional de la OIT para el Cono Sur, manifestó el apoyo del organismo al Paraguay en todas las acciones estratégicas a ser encaradas en este marco.

En el Convenio sancionado a favor de los trabajadores domésticos se establecen las horas normales de trabajo, vacaciones anuales pagadas, periodos de descansos diarios y semanales, alimentación, alojamiento, seguro social y salario mínimo establecido, entre otros beneficios para los trabajadores y trabajadoras del sector.

La Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo, convocada en Ginebra por el Consejo de Administración de la Oficina Internacional del Trabajo, establece en sus artículos la promoción del trabajo decente para todos mediante el logro de las metas establecidas en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, y en la Declaración de la OIT sobre la justicia social para un globalización equitativa.

Además en la ocasión se reconoció la contribución significativa de los trabajadores domésticos a la economía mundial que incluye el aumento de las posibilidades de empleo remunerado para las trabajadoras y los trabajadores con responsabilidades familiares, el incremento de la capacidad de cuidado de las personas de edad avanzada, los niños y las personas con discapacidad, y un aporte sustancial a las transferencias de ingreso en cada país y entre países.

El Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos (2011) N° 189 de la Organización Internacional del Trabajo OIT, fue adoptado en Ginebra, Suiza, el 16 de junio de 2011.

jueves, 18 de octubre de 2012

Congresistas y trabajadoras de hogar piden ratificación el Convenio 189 sobre trabajo decente


PERÚ
Escribe: Los Andes | Nacional - 17 oct 2012

La congresista Rosa Mavila León y el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar del Perú (SINTRAHOGARP) solicitaron al gobierno, el martes 16, la ratificación del Convenio 189 sobre Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y su Recomendación.

Fue durante una conferencia de prensa realizada en el Hall de los Pasos Perdidos en la que participaron dirigentas de ese gremio provenientes del interior de país.

La congresista Mavila precisó que el Convenio 189 y la Recomendación 201 se adoptaron el 16 de junio del 2011 durante la 100 Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del trabajo OIT, realizada en Ginebra.

“Su fin es proteger los derechos laborales de unas 100 millones de mujeres y hombres que realizan trabajos al interior de casas en todo el mundo. Sin embargo, luego de un año y cuatro meses, el Perú no los ha ratificado a pesar de que votó a favor en aquella reunión en Suiza”, indicó.

Inés Meza Ccuno, Secretaria General de SINTRAHOGARP manifestó que sin esta ratificación siguen atropellándose los derechos de un millón de trabajadoras y trabajadores del hogar en nuestro país.

Consideró que de todo este grupo, se estima que el 89% son mujeres migrantes indígenas y campesinas, se calcula además que el 90% de todas ellas se concentra en Lima y que cerca del 35% son niñas y adolescentes entre 12 y 18 años de edad.
Según lnés Meza Ccuno, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores del Hogar, la mayoría de mujeres dedicadas al trabajo doméstico en Perú trabajan de 10 a 16 horas diarias, con un sueldo promedio de S/. 300.00 (en la actualidad, el sueldo mínimo es de S/. 750.00).

“El caso más crítico es de muchas adolescentes que no perciben salario, no pueden estudiar y no gozan de tiempo libre los fines de semana”, apuntó.

lunes, 1 de octubre de 2012

VI JORNADA TALLER CON TRABAJADORAS DOMESTICAS MIGRANTES



 
 
El pasado domingo 30 de septiembre se realizó la Sexta Jornada-Taller con trabajadoras domesticas migrantes  la cual  contó con la participación de más de 40 asistentes de diferentes países latinoamericanos. Si bien, la mayoría de las participantes eran compañeras que han venido a todos los encuentros, también contamos con la presencia de nuevas asistentes.

Sin duda, cada encuentro ha permitido construir un espacio propio, de reconocimiento, permitiendo consolidar lazos de confianza entre todas.

En esta jornada se trabajó  tomando como base una presentación en la que se establecían cuales eran los principales desafíos  de las trabajadoras domésticas, la importancia del reconocimiento, la defensa de los derechos fundamentales y las principales dificultades que se presentan al momento de hacer exigibles nuestros derechos.

Posteriormente se trabajó en grupos para discutir, analizar y describir cuales son las proyecciones individuales y de grupo, lo que se espera de los próximos encuentros y cuáles son los aspectos más importantes que deben tomarse en cuenta para poder llevarlos a cabo.

Los aspectos que se trabajaron en ambos grupos estuvieron centrados en el desarrollo de un curso de capacitación en Tecnologías de la Información (TICs), generación de espacios culturales y de recreación, generación de espacios de comunicación y de difusión de actividades; así como instancias de capacitación que puedan desarrollarse los domingos.

Asimismo se planteó la importancia de poder hacer propios los espacios que sean necesarios para defender nuestros derechos, como es la identificación de herramientas de comunicación para visibilizar los pasos que se ha dado en materia de reconocimiento de los derechos de las trabajadoras domésticas. Muchas veces el ejercicio de ciertos derechos está supeditado al ejercicio de otros para poder manifestar esa reivindicación, como es el caso de las dificultades que se presentan en la exigibilidad de derechos sociales ante la vulneración de los derechos civiles más básicos.

Finalmente se coordinó una próxima reunión para el domingo 21 de octubre para afinar detalles del Encuentro de Fin de año, mismo que se llevará a cabo en Raigón, San José.

martes, 25 de septiembre de 2012

MANIFIESTO Trabajadoras Domésticas del Paraguay


Nosotras,  trabajadoras domésticas de todo el país, integrantes de la Asociación de Empleadas del Servicio Doméstico del Paraguay (ADESP) y del Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay (SINTRADOP-CNT), reunidas los días 21, 22 y 23 de septiembre de 2012 en el VI Encuentro Nacional de Trabajadoras Domésticas, en  Asunción del Paraguay, manifestamos al gobierno y a la sociedad en general, una enérgica denuncia por la histórica discriminación e invisibilización  que ha sido objeto nuestro trabajo.
Cada vez somos más trabajadoras domésticas conscientes de que todos los días, a lo largo y ancho del país, miles de mujeres, niñas, adolescentes y adultas mayores somos sometidas a condiciones de esclavitud y trabajo indignas que vulneran nuestros derechos fundamentales.
Actualmente, la región ha avanzado en el reconocimiento y equiparación de los derechos de las trabajadoras domésticas, por lo que reiteramos la necesidad de continuar trabajando desde todos los sectores para que en el Paraguay las trabajadoras domésticas podamos desarrollar nuestro trabajo con respeto y dignidad.
Las tareas de cuidado desarrolladas por las más de 200.000 trabajadoras domésticas,  representa uno de los pilares para el crecimiento del país, por lo que no podemos esperar ni un momento más para que nuestro trabajo sea valorado, y que las leyes existentes no sigan perpetuando situaciones de discriminación que nos colocan en franca desventaja en relación al resto de los y las trabajadoras.
Por lo anteriormente mencionado, exigimos acciones inmediatas para poder acceder a mejores oportunidades de vida:
 Demandamos la pronta ratificación de parte del Estado paraguayo, del Convenio Nº 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y su armonización con el marco jurídico local.
Exigimos que se nos involucre en cualquier discusión  en los diversos ámbitos que se den en torno a la protección de nuestros derechos. Estamos organizadas, conocemos nuestros derechos y tenemos que participar activamente en los temas que nos involucran directa e indirectamente.
Asimismo, reclamamos el seguimiento, la continuidad y la garantía de cumplimiento a los compromisos asumidos por el Estado con nuestro sector, en el marco del Programa Oportunidades.
 
 “Ñaño Pytyvô Ñande Mbarete Haguâ”
 
 


Asociación de Empleadas del Servicio Doméstico del Paraguay  (ADESP)
 
Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay  (SINTRADOP-CNT)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Brasil aún no priorizó Convención sobre el trabajo doméstico

A un año para entrar en vigor, la Convención 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se ocupa de los derechos de Trabajadoras y Trabajadores domésticos, todavía no ha sido firmada por Brasil. La norma actualmente en el Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE) tiene pendiente la aprobación del Congreso Nacional y la sanción presidencial para entrar en vigencia.
El Convenio determina la garantía de los derechos fundamentales a la categoría, como la jornada de trabajo; pago del salario mínimo, cuando éste exista; período de descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas; respeto a la libertad sindical; y protección contra abusos.

El Uruguay y Filipinas ya incorporan en su legislación los principios del documento. Según la OIT, hay aproximadamente 53 millones personas que trabajan como empleadas/os domésticas/os, pero debido a la informalidad el número puede alcanzar los 100 millones.

La falta de reglamentación implica falta de respeto por los derechos laborales, como explica la presidenta del Sindicato de Trabajadores Domésticos de Bahia, Cleusa Maria de Jesús. Ella dice que la mayoría de las domésticas –las mujeres son más de 90% del total de trabajadores del sector – no tiene documentos de trabajo firmados e incluso aquellas que los tienen sufren por la falta de garantía de sus derechos.

"Hay muchos patrones que firman contratos de trabajo, pero no pagan la cotización al Seguro Social. Una de las luchas de la Federación Nacional de Trabajadoras Domésticas en unión con los sindicatos es que los derechos de esta categoría, sean equiparados con los derechos de los demás trabajadores", dice Cleusa.
Sólo en Brasil, son aproximadamente 7,2 millones trabajadores y las trabajadoras domésticas, pero, más de 70%, no tiene seguridad social.

En la Cámara de Diputados se tramita una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC 478/10), cuyo objetivo es garantizar a las domésticas los mismos derechos de los demás trabajadores.

La noticia es la Radioagência NP, por Daniele Silveira

lunes, 3 de septiembre de 2012

Brasil aún no priorizó Convención sobre el trabajo doméstico

 
Adital
A un año para entrar en vigor, la Convención 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se ocupa de los derechos de Trabajadoras y Trabajadores domésticos, todavía no ha sido firmada por Brasil. La norma actualmente en el Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE) tiene pendiente la aprobación del Congreso Nacional y la sanción presidencial para entrar en vigencia.
El Convenio determina la garantía de los derechos fundamentales a la categoría, como la jornada de trabajo; pago del salario mínimo, cuando éste exista; período de descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas; respeto a la libertad sindical; y protección contra abusos.

El Uruguay y Filipinas ya incorporan en su legislación los principios del documento. Según la OIT, hay aproximadamente 53 millones personas que trabajan como empleadas/os domésticas/os, pero debido a la informalidad el número puede alcanzar los 100 millones.

La falta de reglamentación implica falta de respeto por los derechos laborales, como explica la presidenta del Sindicato de Trabajadores Domésticos de Bahia, Cleusa Maria de Jesús. Ella dice que la mayoría de las domésticas –las mujeres son más de 90% del total de trabajadores del sector – no tiene documentos de trabajo firmados e incluso aquellas que los tienen sufren por la falta de garantía de sus derechos.

"Hay muchos patrones que firman contratos de trabajo, pero no pagan la cotización al Seguro Social. Una de las luchas de la Federación Nacional de Trabajadoras Domésticas en unión con los sindicatos es que los derechos de esta categoría, sean equiparados con los derechos de los demás trabajadores", dice Cleusa.
Sólo en Brasil, son aproximadamente 7,2 millones trabajadores y las trabajadoras domésticas, pero, más de 70%, no tiene seguridad social.

En la Cámara de Diputados se tramita una Propuesta de Enmienda a la Constitución (PEC 478/10), cuyo objetivo es garantizar a las domésticas los mismos derechos de los demás trabajadores.

 Radioagência NP, por Daniele Silveira

domingo, 19 de agosto de 2012

Un día para celebrar



“En estos últimos meses nos hemos encontrado para hablar de nuestros derechos, aspiraciones, sueños y luchas cotidianas. Nos hemos reconocido, mirado a los ojos y hablado. Este es el perimer paso para la reivindicar nuestros derechos. Este 19 de agosto viene cargado de una emotividad diferente, cargado por la valentía de trabajadoras domésticas migrantes que han exigido por justicia y dignidad”, así resumía Valeria España, integrante de Cotidiano Mujer, la labor que este año han realizado las trabajadoras domésticas migrantes en el marco de los talleres que se llevan adelante mensualmente en nuestra sede.
En el día nacional de las trabajadoras domésticas, estas mujeres se reunieron en el Club Placer Casa Gourmande para celebrar. Una fiesta para degustar los platos de su tierra. Cada una preparó con esmero una comida distinta que contribuyó a vestir una mesa repleta de aromas, colores y sabores diversos.
También participaron en la celebración las integrantes de la Agrupación María Goretti, que defiende los derechos de las trabajadoras domésticas en Uruguay; la Embajadora de Perú, Aída García Naranjo, y el Cónsul de Bolivia, Carlos de María.
La jornada comenzó a las 13h con la proyección de la película boliviana ¿Por qué quebró Mc Donald’s, a la que le siguió música y baile hasta las 6 tarde.

viernes, 10 de agosto de 2012

"Unas palabras tan bruscas que te duelen y te llegan al alma". EL testimonio de trabajadoras domésticas y migrantes, contratadas por la familia Manhard

BRECHA | SOCIEDAD | Pág. 11 | 10/08/2012

Mariana Contreras

Fue necesaria una orden de allanamiento para que los inspectores del Ministerio de Trabajo pudieran entrar a la mansión de Carrasco donde trabajaban de manera ilegal varias ciudadanas bolivianas. Era la punta de una madeja que prosiguió con una denuncia en un juzgado del crimen organizado. Brecha conversó con varias de las trabajadoras que llegaron para cumplir tareas en la casa de Nathalie Manhard y en la de su padre, Enrique Manhard, miembros de una de las familias más adineradas del país. Las trabajadoras relataron cómo son captadas en su país, las condiciones a que son sometidas en Uruguay y lo difícil de escapar cuando el mundo es tan ajeno. En el Uruguay de 2012, una historia de gente que se piensa con derecho a ser dueña de otra gente. Por suerte el Estado esta vez parece estar dando todas las garantías necesarias.
Se las había arreglado sola, siempre. Incluso cuando se fue a Buenos Aires, y también a San Pablo, a trabajar en talleres de costura, y dormía y trabajaba y comía y vivía en una pieza. Seguramente en alguna de esas maquilas tan infames como ilegales, que dos por tres son noticia en la tevé cuando se incendian, o cuando se descubre que allí trabajan cientos de migrantes irregulares por salarios miserables.

Pero esa mañana, cuando su sobrina la invitó a probar suerte en la agencia de colocación de personal llamada Verónica, Laura -así le diremos a los efectos de esta nota- aceptó. Hacía poco sus antiguos empleadores se habían mudado de La Paz a Santa Cruz y ella no los siguió porque sus hijos van al colegio en la capital boliviana. Así que decidió probar suerte. Apenas llegó, "Vero" le preguntó si quería trabajar en Uruguay. Se extrañó, pensando que le hablaban de la avenida paceña, famosa por ser lugar de venta de pescado; pero no. "De Argentina, más allá", le aclaró la dueña. "Anímate. Es una señora muy rica, paga muy bien, trata muy bien a las muchachas." Preguntó cuánto era el salario y Vero aseguró: "Quinientos dólares para empezar. El segundo mes te va a aumentar 100 y vas a ganar 600 dólares". Mientras ella sacaba cuentas y dudaba, Vero marcó un celular y lo dejó sonar un par de veces antes de cortar. Miles de quilómetros al sur, Nathalie Manhard Sasson entendió el mensaje y con presteza devolvió la llamada. Instantes más tarde boliviana y uruguaya mantenían el diálogo:

-El trato es que te voy a pagar 500 dólares. Pago muy bien. Tengo otras muchachas bolivianas ¿sabés limpiar?
-Sí, tengo certificados de trabajo.
-¿Estarías dispuesta a venir?
-No sé, es que tengo niños?
-¿Tenés a quién dejárselos?
-Con su papá o mi hermana.

Durante la conversación, "Vero me dice: "¿Para qué le dices que tienes hijos? No tengo hijos, debes decir". Y me dice la señora: "No hagas caso a lo que dice Vero, hacé caso a lo que yo te pregunto y contestame". Y yo le contestaba todo: sabía limpiar, sabía de costura, porque en Buenos Aires y San Pablo he trabajado en talleres de costura. Me pidió mi teléfono pero le di el de mi hermano, porque no estaba decidida a trabajar. Vero me decía: "Anímate, anda. Es una señora millonaria, que bien paga. No es cualquier señora, una cónsul, me dicen que es. Dicen que es bien grande, bien linda, la casa. Las otras muchachas que trabajan me dicen que es bien buena. ¿Quieres hablar con las otras?". Hablando no voy a ganar nada. El lunes vengo si no encuentro trabajo". Y se fue.

Después, todo sucedió muy rápido. Cuando llegó a su casa, Manhard ya se había comunicado nuevamente. Horas más tarde volvió a llamarla y prometió: "Si te quedas un año no te voy a descontar el pasaje. Te voy a dar un celular, te voy a dar un chip".
"Yo debía al banco -cuenta ahora la trabajadora a Brecha-, y mi hermano y mi cuñada me decían que así pagaría más rápido. No es que 500 dólares fuera mucha plata. Son 3 mil bolivianos porque el dólar allí está muy bajito, pero me venían como anillo al dedo, como dicen. Que yo esté aquí, no gaste en mis pasajes? podía mandar un monto para mis hijos y otro para el banco". Cuando el domingo a la mañana Manhard insistió con un nuevo llamado y aseguró que había girado dinero a Vero para el pasaje, Laura decidió aceptar.

El martes al mediodía tomó el bus que la separaría de la cordillera de los Andes para, tres días después, dejarla con el mar a sus pies en Montevideo. Tomó el taxi negro y amarillo tal como "la señora" le había indicado y minutos más tarde arribó a la mansión ubicada en Américo Ilaria, entre Viña del Mar y Copacabana. Los 400 pesos del taxi los pagó la cocinera. Dejó sus cosas en la habitación, se dio un baño, e instantes después comenzó su trabajo. Enseguida su identidad comenzó a desdibujarse. A partir de ese momento era "la de la planta baja", como se llama en aquella casa a la encargada de la limpieza de ese sector. No imaginaba todo lo que viviría en los próximos meses.

En la residencia de Carrasco trabajan cuatro personas, siempre de origen boliviano (una "planta alta", una "planta baja", una niñera y una cocinera). La paciente reconstrucción que hizo el colectivo feminista Cotidiano Mujer -institución a la que se acercaron varias mujeres en busca de ayuda- permite saber hoy que al menos 12 ciudadanas de aquel país pasaron por la casa en el último año. Todas llegaron a través de la agencia Verónica, solicitadas por Nathalie Manhard. Viajaron por tierra, sin contrato, permanecieron de forma irregular en el país. Recibían 500 dólares de salario, trabajando prácticamente el doble de horas de lo estipulado por ley y con un descanso de cuatro horas semanales, nunca en fin de semana (véase recuadro).
Brecha está en condiciones de informar que Manhard también contactaba a la agencia boliviana en procura de personal doméstico para sus amigas y para sus padres (Enrique Manhard y Vivianne Sasson). Al menos en la casa de sus padres, las trabajadoras recibían un trato similar. Según el testimonio de una ex trabajadora de esa casa, el vínculo laboral en ese lugar también era a través de Nathalie. Era ella quien decidía todo lo referente al trabajo. Relatan también que, mientras su madre solía mantener un trato amable, Enrique, el padre, era parecido a su hija en la forma de dirigirse a las trabajadoras.

Otra de las constataciones es que cuando el vínculo laboral finalizaba (sea porque no aguantaban el nivel de estrés o porque Manhard decidía que no trabajaran más) eran "despachadas" (tal es el término que utilizan) a Bolivia, incluso contra su propia voluntad. A partir de que algunas lograron permanecer en el país es que se conoció la historia.

LA SEÑORA TIQUI TIQUI. "Tiqui tiqui. Acá se viene a trabajar", cuentan que decía Nathalie Manhard a sus empleadas, mientras movía ágilmente los dedos en señal de caminata. "Hasta ahora tengo en mi mente esa palabra", comenta una de ellas mientras repasa algunos de los hechos que muestran, además de las irregularidades y el incumplimiento de las leyes, un fuerte componente de racismo y clasismo por parte de la empleadora.

"Nos teníamos que parar a las 6 de la mañana y el desayuno debía estar servido a las 7 en punto. "La comida de la casa", decían ellos, porque tienen la cocina principal y la cocina del servicio. Y la comida del personal es muy distinta a lo que ellos comen. Nos compraba carne picada común, un quilo, que tenía que durar un mes. Lo que más comíamos era polenta con pulpa de tomate o fideos hervidos con pulpa de tomate o con atún. El jardinero no estaba autorizado a comer, pero la cocinera decía "yo tengo hijos, sobrinos", y tratábamos de cocinar algo más y le dábamos. Nuestro plato de lujo era arroz con huevo, o con pancho. Muy rara vez podíamos comer lenteja. No podíamos comer tomate, salvo que estuviera a precio bajo. No podíamos comer lechuga porque es carísima. Pero había rúcula en su huerto y podíamos comerla. El desayuno era con un paquetito de Nescafé. No podíamos tomar leche, Si era temporada de manzana compraba una bolsa para nosotras. O de naranja. Pero otra fruta no se podía comer. Ni banana ni otras cosas más. Ella decía que en todo Uruguay el trato era así. Que teníamos que comer así." Un día, enterada de que una trabajadora decía que ya no quería comer, Manhard les dijo: "Si nadie quiere comer lo que les doy aquí, pueden salir, comprarse con su plata. Hay Mc Donald"s; pueden ir a comer ahí, puede ir a comer al restorán, si tienen plata". A la mala alimentación se le sumaban las extenuantes jornadas de trabajo: un promedio de 14 horas de lunes a lunes, con media hora para comer, y una hora de descanso que difícilmente podía cumplirse porque siempre había tareas para hacer. "No tenía ese tiempo", dice una trabajadora. Después de la limpieza de las habitaciones, había que ayudar en la cocina, y además "tenía que planchar. Planta alta lavaba y planta baja planchaba. Decía en la carpeta (un "manual de instrucciones" que se les entregaba a su llegada) que planta baja se hace cargo de coser, limpiar los championes a diario, bajar y subir las cosas. La misma señora nos hacía pelear. Demasiado estrés, era". Por ejemplo, dice el manual que la persona encargada de la planta baja debe, según el día de la semana, limpiar el hall de entrada y el baño de visitas, el breakfast, el comedor, el living, el lavadero, el depósito de deportes, el dormitorio y el baño de huéspedes, el depósito frente al dormitorio de servicio, el baño y el hall del escritorio, el estar, el billar, el playroom y su baño, la barbacoa, con su baño y cocina incluidos. Entre sus tareas también está tender y servir la mesa durante la comida, lavar a máquina y a mano, colgar y secar la ropa, limpiar y lustrar zapatos, guardar la ropa y el calzado. Asimismo debe ayudar a la cocinera (salvo los días que está cubriendo a la niñera) en el mantenimiento de la cocina principal ("siempre impecablemente limpia, horno, anafe, micro, heladeras, filtros, muebles, pisos").

Al principio pensaba que el trabajo en Uruguay "debe ser así". Pero un día la cocinera, que llevaba más tiempo en la casa, dijo que así no era. Eso le había comentado una profesora uruguaya que durante un tiempo frecuentó la casa. Le habló de las leyes, del descanso, de la limitación de la jornada y los beneficios que les correspondían y de los cuales no tenían noticias. Las trabajadoras no tenían a quién preguntar. No conocían a nadie en el país, no sabían a quién recurrir. Es que el trabajo migrante, cuando además es irregular, atrapa y congela. Sólo tenían cuatro horas semanales libres. Eso impedía su movilidad a lugares alejados de la residencia de Carrasco, a lo que se le suma el temor (el autoimpuesto y el propiciado) de ser "atrapadas" en tanto que, luego de los primeros tres meses, su permanencia en el país era irregular. "Si saben que están irregulares las detienen", cuentan que les decía Manhard, quien hacía rato había perdido las buenas formas que mostraba por teléfono. La prohibición imperaba también dentro de la residencia: tenían prohibida la conversación entre ellas a no ser por asuntos estrictamente laborales.

"Una noche se rompió una carpa que en la mañana se abre y en la noche, antes de que entre el sol, se recoge. No sabemos qué pasó. Llegó furiosa y era tan? Me agarró primero a mí, me gritó que era una muerta de hambre, que ella hacía comer a mis hijos. Que con lo que ganaba ni en 20 años podía pagarle porque esa carpa costaba más de 20 mil y pico. Luego tomó a la otra. Pero con unos ojos, tenía un carácter... una voz que te hace temblar. Yo con sólo mirar a esa señora le tengo miedo. Hasta el día de hoy le tengo miedo, un miedo grande. Te grita, te da como unas palabras tan bruscas que te duelen y te llegan al alma."

SALIR DE AHÍ. Los intentos por conocer sus derechos fueron permanentemente boicoteados. Un día la cocinera decidió que saldría muy temprano y utilizaría sus horas libres para ir al Ministerio de Trabajo. Salió, volvió sin haber encontrado la sede, pero con la certeza de que en Uruguay las cosas no eran como las pintaba Manhard. "Nos iremos", le dijo a Laura. "Una muchacha ya había escapado de la casa; había sacado su maleta por la ventana y se había escapado. Estaba antes que yo llegara," contó. Pero el plan en este caso era otro: "Le diremos que nos vamos a ir, y nos vamos a Punta del Este, que pagan bien", dijo la cocinera. A los pocos días Manhard le anunció que le adelantaba las vacaciones porque ella viajaría a Punta del Este, a casa de su madre. La cocinera propuso ir con ella pero la dueña de casa dijo que su madre tenía su propio personal, que visitara a sus hijos en Bolivia y que se verían al regreso. Para ella quedaba claro que estaba siendo "despachada". "Lo mismo sucedió con otra muchacha que estaba averiguando. Una peruana le había dicho que el trabajo es bien distinto. Eso fue en la mañana, y en la noche la despachó a Bolivia."

Era domingo por la tarde cuando la cocinera debió abandonar la casa. Al poco rato llamó. "Como había estado más de ocho meses no podía salir sin pagar a Migraciones. Pero como era domingo no podía. La señora Nathalie le dijo que se volviera." Sin embargo, a la mañana siguiente "la señora se tomó la "amabilidad" de llevarla a Migraciones y despacharla en el ómnibus de Tres Cruces hasta Buenos Aires. Su plan no dio resultado. Esa noche sólo hablamos ella y yo, luego se fue y perdimos contacto. Pero ahí supimos cómo era. La muchacha de la planta alta conoció a una peruana y le dijo lo mismo: el trabajo no es así." Para ese entonces Laura ya había anunciado a Manhard que quería viajar a Bolivia en verano, cuando se cumpliría más de un año de su llegada al país. "Ella me decía: "¿Por qué te vas a ir, si tú me agradas? Haces bien las cosas, la costura, peinas". Pero yo decía que extrañaba a mis hijos. Quería salir de esa casa porque era mucho, yo no daba más."

DESENLACE. ¿Cómo supo la dueña de casa las intenciones de la cocinera? Según el relato de varias trabajadoras (que no se conocían entre sí hasta su encuentro en Cotidiano Mujer), en la residencia hay cámaras y micrófonos que permiten ver y escuchar todo lo que sucede. "(Nathalie) estaba en Punta del Este y en la computadora veía lo que sucedía en la casa", dijo a Brecha una de las trabajadoras de la casa de los padres, que en el verano cumplía funciones en su residencia del balneario. "Una vez vinieron a arreglar una pared y ella llamó preguntando quién era la persona que estaba en el pasillo." Un relato similar fue aportado por otra trabajadora, que cumplía funciones en casa de los padres Mahard: "Una vez me puse muy triste. A veces me digo qué estoy haciendo aquí. En eso, me llama la señora y pregunta si me pasa algo, no sé cómo supo que estaba llorando. Le dije que me iba a retirar. Ella quería volverme a Bolivia. Me dijo que esperara hasta el 2 de agosto", narró a Brecha. La "señora" a la que hace referencia es Nathalie, puesto que era ella quien gestionaba los temas con el personal de su madre. Días después las dos trabajadoras bolivianas que cumplían funciones allí fueron trasladadas sin previo aviso a Migraciones para cambiar la tarjeta de entrada por una de salida del país. En la noche el chofer las llevó a Tres Cruces, con el cometido de "despacharlas" a Buenos Aires. "Vino la señora a pagarnos, con los descuentos. Yo contaba con 400 dólares para llevarlos", al igual que la otra trabajadora. "Pero viendo la plata ya no llegábamos. Habíamos venido con poca plata pero ya regresarnos sin nada? No queríamos volver, pero decía ¿dónde vamos a dormir? Yo estaba llorando (en la terminal) cuando vino una señora que nos preguntó qué nos pasaba. Nos ha dado la dirección de un refugio donde fuimos a pasar la noche (la Casa del Inmigrante César Vallejo). Lo encontramos como a las 12 de la noche. Al día siguiente estábamos en plaza Independencia y una amiga nos trajo aquí" (se refiere al local de Cotidiano Mujer).

Es en la casa del colectivo feminista donde confluyen las historias y donde varias de las trabajadoras bolivianas han tenido contacto entre ellas por primera vez. Laura también llegó a Cotidiano después de abandonar la casa de los Manhard: "La señora quería que firmara un papel y yo he firmado. En ese papel me descuenta hasta el último centavo del pasaje que me había pagado. Pensé que me llevaba como 400 y pico de dólares. Salí con 200 dólares. Mi compañera no quiso firmar, entonces el jardinero le impedía el paso. Ella quería salir y denunciar porque una peruana ya le había hablado de Cotidiano. Ella logró salir antes y yo después". Cuando ambas se encontraron "ya empezaba a asustarme, porque la señora había dicho que nos iban a detener, y como siempre me dijo que ella tenía mucho poder? el día que me fui dijo: "Si hoy día no van a partir a Bolivia yo voy a mover mis contactos y ustedes van a estar detenidas"". La historia de esta persona, que luego sería víctima de una privación de libertad, o secuestro, o como jurídicamente pueda llamarse, sería la que finalmente desencadenaría la denuncia judicial (véase aparte). Pero al principio: "Me he resignado, lo dejo así y busco otro trabajo. Al fin y al cabo no le debo nada a esa señora. Me alejé. Me hice a un lado porque me dijo que tenía tanto poder. El que tiene tanta plata siempre sale ganando. Y soy una persona así, ¿qué voy a hacer con una persona así?", dice, mientras con sus dedos dibuja algo pequeño primero y luego algo mucho más grande.

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BRECHA | SOCIEDAD | Pág. 11 | 10/08/2012
Mínimo, mínimo
La jornada laboral en la residencia Fernández Manhard comienza a las 7 de la mañana y finaliza alrededor de las 11 de la noche, según los testimonios relatados a Brecha. El descanso son cuatro horas semanales, que no caen en sábado ni domingo. El sueldo de las empleadas es de 500 dólares (10 mil pesos). No se cobran horas extra, no se paga doble los feriados, ni tampoco se les da libre, y no cuentan con seguridad social. Si el personal permanece menos de un año (cosa frecuente dado el trato que reciben) se les descuenta de sus haberes el costo del pasaje. En la actualidad el sueldo mínimo fijado por el Estado para las trabajadoras domésticas es de 8.534 pesos por 44 horas semanales (siete horas diarias) y el descanso es de un día y medio.

domingo, 22 de julio de 2012

22 de Julio - Día Internacional del Trabajo Doméstico

Hoy se celebra en América Latina el Día del Trabajo Doméstico.

En 1983, en el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Lima, Perú, fue declarado el 22 de julio como el Día Internacional del Trabajo Doméstico, a fin de reconocer el trabajo que realizan las mujeres al interior de sus hogares; en tanto fundamental aporte que con éste se le brinda a la sociedad, como así también a la economía nacional. Labor que pese a su trascendencia, es más bien subvalorada al estar escasamente reglamentada, especialmente el trabajo doméstico remunerado, fuente de ocupación y puerta de acceso al mercado laboral para muchas mujeres y hombres de los sectores más empobrecidos. Siendo la misma una de las ocupaciones con mayores déficit de trabajo decente.

El trabajo doméstico es aquel que se realiza en el marco de una relación de trabajo, en un hogar o para él, e incluye las tareas domésticas, cuidados personales, jardinería, seguridad privada, chofer, etc. Por lo que trabador/a doméstico/a sería aquella persona empleada en un trabajo doméstico a cambio de una remuneración; incluso en tanto personal contratado y “colocado” por una agencia de empleo.
Tal trabajo resulta poco valorado, por cuanto es considerado “fácil” por aquellas personas que no lo realizan y se benefician de él. Habiendo una gran ignorancia e indiferencia sobre los procesos y tareas necesarios para producir un objeto o servicio para el hogar, lo que consiste en una multitud de tareas especializadas muy disímiles entre sí, resultando éste, por tal motivo, frecuentemente pesado como rutinario.
En tanto que el déficit de trabajo decente, guarda relación con el hecho de que los/as trabajadores/as domésticos/as se hallan más desfavorecidos que otros trabajadores/as asalariados/as. Asociado esto último a la subvaloración económica y social del trabajo de cuidado y del rol de la mujer en la sociedad. Por cuanto el mismo es percibido como una obligación, y “tarea natural”, que deben realizar las mujeres.
En la mayoría de los países, las trabajadoras y trabajadores domésticos están parcialmente excluidos/as de la protección laboral legal. Y como consecuencia de ello, quedan marginados/as de los derechos y las normas laborales protectoras que amparan los derechos del resto de los/as trabajadores/as asalariados/as.
Alrededor de 14 millones de mujeres de nuestra región son trabajadoras domésticas remuneradas, constituyendo el 14% de la ocupación femenina. Fundamentalmente son mujeres trabajadoras migrantes, con lo cual las discriminaciones de género, raza y clase se potencian entre sí. La situación se agrava, dado que en varios países de la región existe una importante cantidad de niñas y adolescentes que son trabajadoras domésticas.

jueves, 5 de julio de 2012

CUARTA JORNADA CON TRABAJADORAS DOMÉSTICAS MIGRANTES


Cuarenta y ocho mujeres nos reunimos por cuarta vez el pasado domingo 1ero de julio para hablar de nuestros derechos, nuestras inquietudes, nuestros sueños, nuestras aspiraciones, nuestras luchas cotidianas.

Nos reunimos, nos reconocimos y hablamos. Ese es el primer paso que hay que dar para armar la revolución por la reivindicación de nuestros derechos.

La jornada fue muy enriquecedora. A diferencia de los encuentros pasados esta vez nos acompañaron Matilde, Adriana y Gladys, trabajadoras domésticas de Uruguay, que compartieron sus experiencias, sus años de trabajo y la lucha por la visibilización de los derechos de las trabajadoras domésticas. Reconocieron que no ha sido un camino fácil y que saben, por compañeras migrantes que han tenido, que el ser migrante  implica dificultades adicionales.

Matilde, narró el camino recorrido por las trabajadoras domésticas en Uruguay para alcanzar la promulgación de la Ley 18.650, la experiencia de trabajo en la SUDT,  los pasos hacia la ratificación del Convenio 189, la experiencia en Ginebra y las nuevas estrategias de organización que están teniendo.

Sus palabras permitieron crear un ambiente de compañerismo, confianza y complicidad.

Posteriormente  María Goñi, hizo una presentación sobre la importancia de las Tecnologías de la Información y la manera en la que impactan en nuestra manera de relacionarnos con las demás.

Más tarde Valeria España habló del cuidado, la importancia e impacto que tiene en nuestra sociedad, la valorización simbólica y material que tiene que darse al trabajo que realizan las y los cuidadores, las implicaciones que tendrá el  Sistema Nacional Integrado de Cuidados, entre otras cosas, para crear espacios para la formación de cuidadoras y cuidadores.

La idea de las presentaciones era establecer elementos disparadores para reflexionar sobre las posibilidades que existen para las trabajadoras domésticas migrantes para seguir capacitándose, abriendo posibilidades y nuevos mundos. Se desarrollaron grupos de trabajo a fin de conversar sobre los intereses de cada una respecto a dichas alternativas.

Finalmente se propuso crear grupos para la coordinación y planificación del festejo del Día de la Trabajadora Doméstica. La idea será festejar este día y aprovechar la ocasión para compartir las riquezas culinarias de cada uno de nuestros países.

miércoles, 27 de junio de 2012

Piden al Ejecutivo concretar convenio sobre trabajadores domésticos

Miércoles, 27 de Junio de 2012 01:30              
Escrito por Notimex
    Piden al Ejecutivo concretar convenio sobre trabajadores domésticos
    México.- La Comisión Permanente pidió al Ejecutivo federal un informe del estado que guarda el proceso de suscripción del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajadores domésticos.

    Además solicitó concluir los trámites de suscripción de dicho acuerdo, con la finalidad de que el dictamen sea enviado al Senado de la República para su aprobación.

    En el resolutivo avalado se explica que el Convenio 189 denominado “Sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos”, reconoce “la contribución significativa” a la economía mundial del personal que se dedica a esa actividad.

    Así, la OIT ordena a los Estados parte que en su legislación nacional dispongan diversas normas tendientes a garantizar la protección de los trabajadores domésticos, que incluyan las condiciones de un empleo digno.

    Sin embargo, los legisladores indicaron que han transcurrido nueve meses a partir de que la Secretaría de Trabajo recibió copia oficial del Convenio 189 de la OIT, por lo que los tiempos para su ratificación entran en una etapa de prioridad.

    Al hablar sobre este tema, el diputado priista César Augusto Santiago consideró necesario dar a la ley laboral un contenido social que permita avanzar en el tema de igualdad de derechos para los trabajadores.

    En tanto, el diputado Gustavo González Hernández, del Partido Acción Nacional (PAN), dijo que están a favor de una reforma laboral que realmente beneficie a los trabajadores y que encuentre los mecanismos para la creación de empleos.

    En tanto, la diputada perredista Dolores de los Ángeles Nazares indicó que en México existen dos millones de trabajadores domésticos que no gozan derechos mínimos, de los cuales el 91 por ciento son mujeres, por lo que urge que el Ejecutivo ratifique el convenio.

    jueves, 14 de junio de 2012

    Uruguay, primer país en ratificar convenio sobre empleadas domésticas

    Uruguay confirmó hoy su liderazgo en la defensa de los derechos de las trabajadoras domésticas al convertirse en el primer país del mundo en completar la ratificación del convenio internacional sobre esta materia, aprobado en 2011.
    El ministro de Trabajo y Seguridad Social de Uruguay, Eduardo Brenta, entregó para ello en Ginebra al director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, el instrumento de ratificación del Convenio sobre Trabajadores Domésticos, en un acto celebrado al margen de la conferencia anual de esta entidad.
     Este convenio (el número 189 en la historia de las normas adoptadas en la OIT) reconoce a los trabajadores domésticos los mismos derechos de los que gozan los empleados de cualquier otra rama de actividad y permitió sacar a la luz una realidad de abusos y desprecios en el trato a estos empleados, indistintamente del lugar del mundo donde estuviesen.
    En una entrevista con EFE, tras su reunión con Somavia, Brenta dijo que su país "se enorgullece" de ser el primero en el mundo en completar el proceso de ratificación y consideró que "puede ser un precedente importante" para que otras naciones hagan lo mismo.
     Explicó que Uruguay fue pionero en esta cuestión, pues ya en 2008 su Parlamento aprobó una ley que equiparó los derechos de las empleadas domésticas al del resto de trabajadores.
    Se les reconoció el derecho a una jornada de ocho horas, al seguro por enfermedad y desempleo, a vacaciones y a la negociación colectiva, entre otros.
     "Por ello para Uruguay no fue necesario realizar cambios en su legislación, pero sí tener la voluntad política de enviar rápidamente al Parlamento el proyecto de ley que permitiese llegar al acto que hemos cumplido hoy", explicó.
    Uruguay, además, es el único país en el mundo que cuenta con una convención colectiva para las trabajadoras domésticas, lo que entre otras cosas ha permitido que los salarios en esta actividad "sean los que más han aumentado en Uruguay en los últimos años", aunque también reconoció que era uno de los sectores "más atrasados" en cuanto a remuneraciones.
     "Esto ha sido un cambio cultural muy importante", aseguró el ministro, quien participó en estos últimos días en la conferencia de la OIT.
    Según el ministro, en Uruguay hay unas 120.000 trabajadoras domésticas, lo que representa el 8 por ciento de la fuerza laboral del país y de las cuales la mitad están regularizadas.
     La influencia de la ley aprobada en el país sudamericano para la regularización de ese colectivo ha sido fundamental, pues en los cinco años que está en vigencia el número de las también llamadas "empleadas del hogar" que han entrado al sistema de seguridad social se ha multiplicado por tres.
    Buena parte de las que permanecen fuera, explicó Brenta, son trabajadoras domésticas a tiempo parcial o que trabajan para varios empleadores en la semana.
     Por otra parte, el ministro confió en la voluntad política de otros países latinoamericanos para seguir este camino y citó a Brasil y Argentina como dos que "está avanzando en la legislación relativa a las trabajadoras domésticas".
    La legislación sobre trabajadores domésticos en Uruguay contempla las inspecciones a domicilio para garantizar el cumplimiento de la ley, así como la posibilidad de obtener una orden judicial en caso de que el empleador rechace sistemáticamente la visita.
    Sin embargo, Brenta aseguró que hasta ahora no ha sido necesario utilizar esa opción de fuerza y enfatizó que "no hemos tenido ninguna situación de violencia ni hemos usado esta herramienta legal porque intentamos ir por el lado de la creación de conciencia en la población".
    El Convenio sobre Trabajadores Domésticos entrará en vigor cuando un segundo país lo ratifique.
    De momento, la norma está en discusión en los parlamentos de varios países.