jueves, 8 de marzo de 2012

Un trabajo digno

Las trabajadoras y los trabajadores domésticos no son sirvientes ni miem-bros de la familia.

La Razón / Lucía Sauma

04:46 / 08 de marzo de 2012

Quién lava la ropa? ¿Quién hizo la sopa? ¿Quién recogió la mesa? ¿Quién tendió las camas? ¿Quién trapeó el piso? Manos invisibles de mujeres invisibles que realizan estas labores sin que su trabajo sea considerado como tal. Cien millones de personas en el mundo, 14 millones en América Latina y 137 mil en Bolivia son trabajadoras del hogar. El 85% son mujeres. Éstos son datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Instituto Nacional de Estadística (INE). Para favorecer a estas personas, el 16 de junio de 2011 la OIT adoptó el Convenio 189: “Trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos”.

A casi un año de su adopción, este convenio aún no ha sido ratificado por Bolivia ni por ningún otro país, a pesar de haber recibido 396 votos a favor, entre ellos, el de Bolivia. Esta norma establece que millones de trabajadoras domésticas podrán tener los mismos derechos básicos que otros trabajadores, incluyendo horas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, un límite a los pagos en especie, información clara sobre los términos y las condiciones de empleo, así como el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, incluyendo los de libertad sindical y negociación colectiva.

En su texto de introducción, el Convenio 189 señala que “el trabajo doméstico continúa siendo infravalorado e invisible y lo realizan principalmente las mujeres y las niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades desfavorecidas, y son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos”.

Cuando le pregunté a Daniela Quenta, secretaria Ejecutiva de la Federación de Trabajadoras del Hogar de Bolivia, cuál era la importancia de ratificar el convenio 189, teniendo ya una ley (Nº 2450) en Bolivia que norma el trabajo doméstico, muy segura y rápidamente me respondió: “Si el convenio se ratifica, se van a beneficiar las migrantes, muchas, muchísimas se han ido a trabajar a España, EEUU, Argentina, Chile… ellas se van a beneficiar. La mayoría de las que trabajamos como empleadas en Bolivia venimos del campo, también somos migrantes, para nosotras es como cambiar de un país a otro”.

Bolivia debe ratificar el Convenio 189 para ser consecuente con la defensa de los derechos de 100 millones de personas en todo el mundo, quienes están esperando que al menos dos países se atrevan a hacerlo, permitiendo que entre en vigor y se cumpla con los derechos fundamentales de las trabajadoras del hogar. Con estos instrumentos está claro que las trabajadoras y trabajadores domésticos no son sirvientes ni miembros de la familia. Son trabajadores dignos que cumplen un trabajo digno.
>

No hay comentarios:

Publicar un comentario