viernes, 15 de julio de 2011

La mano invisible del trabajo doméstico

Fuente: OIT.
Programa Regional de Género y Trabajo Doméstico


Columna de opinión, julio 201.- Se llaman Juana, Teresa o Lucía. Suelen tener también hijas e hijos y a menudo son ellas las cabezas de sus familias. La diferencia es que trabajan para hogares que no son el suyo y con su labor sostienen el órden cotidiano de muchas casas aportando seguridad y tranquilidad a sus propietarios. Son la mano invisible que cuida la vida diaria de tantos de nosotros y nuestras familias. En América Latina hay más de 14 millones de mujeres dedicadas al trabajo doméstico en casas que no son la suya.

Reciben una remuneración, pero la mayoría de ellas también deben enfrentar a diario una realidad en la cual predominan bajos salarios, largas jornadas, escasa o nula protección social, poco tiempo libre, malas condiciones de vida y un incumplimiento generalizado de las normas laborales.

La nueva norma internacional sobre el trabajo doméstico, aprobada recientemente por los 183 países que forman parte de la OIT, constituye un hecho sin precedentes pues por primera vez aborda específicamente a un sector laboral en el cual predomina la informalidad, y donde son frecuentes la discriminación, la explotación y otros abusos.

El trabajo doméstico se realiza a puertas cerradas, en la intimidad de nuestras casas, y eso ha contribuido a que sea una ocupación invisible, difícil de medir y de controlar. Las estadísticas son difusas y con frecuencia no cuentan a quienes trabajan por hora o por día, a quienes no estén registradas en la seguridad social, a las migrantes indocumentadas ni a las niñas y niños que trabajan ocultos sin tener la edad permitida por la ley.

En América Latina menos de un tercio de las trabajadoras domésticas están registradas en los sistemas de seguridad social, y el número que accede a la jubilación es aún menor. En nuestra región las trabajadoras ocupan uno de los grados más bajos en la escala de remuneraciones, y su ingreso promedio es siempre inferior al de los trabajadores en general, y también al de otras mujeres ocupadas.

Para leer más: http://igenero.oit.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=697&Itemid=105

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