Uruguay confirmó hoy su liderazgo en la defensa de los
derechos de las trabajadoras domésticas al convertirse en el primer país del
mundo en completar la ratificación del convenio internacional sobre esta
materia, aprobado en 2011.
El ministro de Trabajo y Seguridad Social de Uruguay,
Eduardo Brenta, entregó para ello en Ginebra al director general de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, el instrumento de
ratificación del Convenio sobre Trabajadores Domésticos, en un acto celebrado
al margen de la conferencia anual de esta entidad.
Este convenio (el número 189 en la historia de las normas
adoptadas en la OIT) reconoce a los trabajadores domésticos los mismos derechos
de los que gozan los empleados de cualquier otra rama de actividad y permitió
sacar a la luz una realidad de abusos y desprecios en el trato a estos
empleados, indistintamente del lugar del mundo donde estuviesen.
En una entrevista con EFE, tras su reunión con Somavia,
Brenta dijo que su país "se enorgullece" de ser el primero en el
mundo en completar el proceso de ratificación y consideró que "puede ser
un precedente importante" para que otras naciones hagan lo mismo.
Explicó que Uruguay fue pionero en esta cuestión, pues ya en
2008 su Parlamento aprobó una ley que equiparó los derechos de las empleadas
domésticas al del resto de trabajadores.
Se les reconoció el derecho a una jornada de ocho horas, al
seguro por enfermedad y desempleo, a vacaciones y a la negociación colectiva,
entre otros.
"Por ello para Uruguay no fue necesario realizar
cambios en su legislación, pero sí tener la voluntad política de enviar
rápidamente al Parlamento el proyecto de ley que permitiese llegar al acto que
hemos cumplido hoy", explicó.
Uruguay, además, es el único país en el mundo que cuenta con
una convención colectiva para las trabajadoras domésticas, lo que entre otras
cosas ha permitido que los salarios en esta actividad "sean los que más
han aumentado en Uruguay en los últimos años", aunque también reconoció
que era uno de los sectores "más atrasados" en cuanto a
remuneraciones.
"Esto ha sido un cambio cultural muy importante",
aseguró el ministro, quien participó en estos últimos días en la conferencia de
la OIT.
Según el ministro, en Uruguay hay unas 120.000 trabajadoras
domésticas, lo que representa el 8 por ciento de la fuerza laboral del país y
de las cuales la mitad están regularizadas.
La influencia de la ley aprobada en el país sudamericano
para la regularización de ese colectivo ha sido fundamental, pues en los cinco
años que está en vigencia el número de las también llamadas "empleadas del
hogar" que han entrado al sistema de seguridad social se ha multiplicado
por tres.
Buena parte de las que permanecen fuera, explicó Brenta, son
trabajadoras domésticas a tiempo parcial o que trabajan para varios empleadores
en la semana.
Por otra parte, el ministro confió en la voluntad política
de otros países latinoamericanos para seguir este camino y citó a Brasil y
Argentina como dos que "está avanzando en la legislación relativa a las
trabajadoras domésticas".
La legislación sobre trabajadores domésticos en Uruguay
contempla las inspecciones a domicilio para garantizar el cumplimiento de la
ley, así como la posibilidad de obtener una orden judicial en caso de que el
empleador rechace sistemáticamente la visita.
Sin embargo, Brenta aseguró que hasta ahora no ha sido
necesario utilizar esa opción de fuerza y enfatizó que "no hemos tenido
ninguna situación de violencia ni hemos usado esta herramienta legal porque
intentamos ir por el lado de la creación de conciencia en la población".
El Convenio sobre Trabajadores Domésticos entrará en vigor
cuando un segundo país lo ratifique.
De momento, la norma está en discusión en los parlamentos de
varios países.